Carol Anne Freeling
Ese alma en pena, sola,
ese alma en pena siempre perseguida
por un resplandor muerto.
Por un muerto.
Cerrojos, llaves, puertas
saltan a deshora
y cortinas heladas en la noche se alargan,
se estiran,
se incendian,
se prolongan.
Fragmento “El alma en pena” de Rafael Alberti
Grace Steward
En la niebla marina voy perdida,
yo, Electra, tanteando mis vestidos
y el rostro que en horas fui mudada.
Ahora sólo soy la que ha matado.
Será tal vez a causa de la niebla
que así me nombro por reconocerme.
Quise ver muerto al que mató y lo he visto
o no fue él lo que vi, que fue la Muerte.
Ya no me importa lo que me importaba.
Fragmento de “Electra en la niebla” de Gabriela Mistral
Mina Harker
La dama, entre tanto, de su labios de fresa, estremeciéndose como una serpiente entre brasas y amasando sus senos sobre el duro corsé,
Decía estas palabras impregnadas de almizcle: Son húmedos mis labios y la ciencia conozco, de perder en el fondo de un lecho la conciencia, Seco todas las lágrimas en mis senos triunfales.Y hago sonreír a los viejos con infantiles risas.
Soy para quien sepa contemplarme desvelada,la luna, y soy el sol, el cielo y las estrellas.
Yo soy, mi amado sabio, tan docta en los deleites,Cuando sofoco a un hombre en mis brazos temidos o cuando a los mordiscos abandono mi busto,tímida y ligera y frágil y robusta,Que en esos cobertores que de emoción se rinden,Impotentes los ángeles se perdieran por mí.
Fragmento de “La metamorfosis del Vampiro” de Charles Baudelaire
Samara Morgan
Marcado por la vida,
sin color,
sin olor,
todo es blanco y negro.
Mostrando el vago placer humano,
sin muerte,
sin vida,
lejos de existencia verdadera.
Solo una vida predomina,
sin pasiones,
sin temores,
con dolorosa mirada ajena.
Siendo el ser mas raro,
sin virtudes,
sin defectos,
debatiéndome en desesperación infinita.
¿Falso?, ¿Verdadero?,
Nada completamente cierto.
“Sin nada” de Luciano Musitani
Elizabeth Frankenstein
La dama gentil duerme.
¡Que duerman para el mundo!
Todo lo que es eterno tiene que ser profundo.
El cielo lo ha amparado bajo su dulce manto,
Trocando este aposento por otro que es más santo,
Y por otro más triste, el lecho en que reposa.
Yo le ruego al Señor, que con mano piadosa,
La deje descansar con sueño no turbado,
Mientras que los difuntos desfilan por su lado.
Ella duerme, amor mío. ¡Oh!, mi alma le desea
Que así como es eterno, profundo el sueño sea;
Que los viles gusanos se arrastren suavemente
Fragmento de “La durmiente” de Edgar Allan Poe
Carrie White
Rojo cielo, rojo miedo rojo fuego rojo sangre,
en cada mentira un infierno
con cada palabra la carne al rojo vivo
el alma descarnada en pedazos rojos como el pasado.
Rojo de insomnio, rojo de espanto
rojo de esperarte tanto.
Rojo como el día tras la noche
rojo entre sabanas que huelen a cuerpos entregados
rojos de sexo y hastío comprado.
El rojo del vacío en que me muevo tras la curva de tus pasos.
Rojos pechos de amante
roja la herida en que me vierto de deseo
Rojo cielo, rojo infame.......
Rojo eterno, rojo insondable.
Rojo, el color de la sangre.
Rojo sangre, Rojo fuego, rojo miedo, en cada mentira el rojo incierto.
De Ángel Utrera
Rosemary Woodhouse
“Dejo que circule en mi cuerpo de abajo arriba, como las olas de un océano proceloso, el impulso sublime y feroz que el mundo necesita. Llamadlo como os parezca: potencia sexual, energía de la materia, dragón , kundalini… Es un caos inconmensurable que cobra forma en mi interior. En mi vientre se unen un diablo y un ángel, formando un torbellino. Como un árbol, estiro mis ramas hacia el cielo reforzando al mismo tiempo mis raíces en la tierra. Soy una escalera por la cual la energía sube y baja simultaneamente. Nada me asusta. Soy el comienzo de la creación”
Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa, en “La vía del Tarot
Marion Crane
Otra vez huérfana,
¿qué madre me aliviará ahora
tu ausencia?
Otra vez me crece dentro
el monstruo del silencio devorando todo
lo que no te dije.
Conozco la asfixia de ese animal,
cómo aprieta mi garganta y me hace
nudos en las manos.
Pero nuevamente llegué tarde.
La muerte siempre me coge fuera.
¿Qué hacía yo mientras tanto?
¿A quién amaría yo como tú me enseñaste
mientras enlentecías por dentro?
El vértigo de la muerte te alcanzó,
brutal, como una sombra que se adelanta
a la persona.
Fragmento de “La madre muerta” de Eva Vaz
Wendy Torrance
Somos fantasmas del pasado, espectros del hoy.
Transparentes, inmersos en la agonía de ser aire.
No hay flores secas, ni espantados militantes, solo espacio y monotonía.
Un viejo minué nos traslada a un salón amplio y con espejos.
Somos presente invisible,fuimos un ayer de cuerpo y memorias.
Fantasmas del pasado de Gustavo Tisocco
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