Edie
Chutándose mierda en el baño, montándoselo con cualquiera en el suelo, dejando el garito en su limusina, la pequeña Señorita S. con su corto vestidito, consumiendo la vida hasta morir en un parpadeo a la vista de todos… A los idiotas de la ciudad que metía en su cama nunca les importó que ella tuviese los ojos rojos; nunca les importó que ella tuviese los ojos muertos.
Fragmento de “Little Miss S” de Edie Brickell & The New Bohemians - Dedicado a Edie Sedgwick
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